«En nombre de las FARC-EP ofrezco sincero perdón a todas las víctimas del conflicto” fue la frase que toda Colombia esperó durante décadas. Rodrigo Londoño Echeverri ‘Timochenko’, máximo jefe de esta guerrilla fue el encargado de decirle al país que han decidido dejar las armas para hacer política y empezar a exponer sus ideas con palabras y no con balas.

La firma del Acuerdo de Paz que se dio en la explanada de Banderas del Centro de Convenciones en Cartagena, dejó para Colombia y el mundo un día y una lección histórica para la humanidad. Una guerra menos en el planeta que sufre por la perpetración de la violencia como argumento para la propagación de las ideas.

En una sombría Cartagena, ante cientos de asistentes, el presidente Juan Manuel Santos y Rodrigo Londoño, emitieron discursos llenos de esperanza y promesas para el país. A partir del 27 de septiembre, las tropas de las FARC comenzarán a movilizarse a las zonas de concentración donde ya se encuentran delegados de verificación de la ONU.

La guerrilla cumplirá con los acuerdos, según manifestó Timochenko. Se ha dado un paso de ambas partes para empezar el nuevo rumbo –desconocido- que nos llevará a transitar por un país que todos y todas soñamos, pero que sigue siendo una utopía y una falacia para muchos de los colombianos que no creen que este día haya llegado.

Desde la Corporación Red Constructores de Paz, nos aferramos a la idea de la posibilidad de construir un país en paz en medio de un ambiente sin armas y sin miedo. Creemos que esta es la oportunidad idónea para aportar en la transformación de una nueva Colombia. Hemos dedicado nuestros esfuerzos y lo seguiremos haciendo, a mejorar la calidad de vida de los colombianos.

Es nuestro compromiso seguir impulsando los proyectos que busquen mejorar las condiciones de vida de cada ciudadano, sobretodo de aquellas comunidades que se encuentran en estado de vulnerabilidad y para quienes el conflicto armado les ha tocado la puerta.

Celebramos en buena hora este acontecimiento histórico e inolvidable para el Estado colombiano. Envíamos un saludo solidario a todas las víctimas directas de este conflicto y nos alegramos por todos los colombianos por el comienzo de un nuevo momento, una nueva historia para el país.